La ‘abuela’ Somboon es la viva historia de la explotación laboral de los elefantes, y cómo hasta las situaciones más tristes pueden tener un final feliz. Este ejemplar de elefante asiático fue apartada de su entorno natural y de su familia cuando era tan solo una cría y pasó 80 años trabajando en la industria maderera y en el sector turístico. La organización Save Elephant Foundation ha podido rescatarla de esa vida de esclavitud y trabajos forzados para darle un nuevo hogar en un santuario de elefantes en Tailandia.
La historia de su rescate ha sido contada por Saengduean Lek Chailert, la fundadora de esta asociación, a través de Facebook, donde también publican actualizaciones sobre su estado de salud.
“Cada vez que nos llegan noticias sobre un elefante anciano necesitado, actuamos con prontitud, sin tener en cuenta su trauma y fragilidad”, explica Lek. Ese fue el caso de SomBoon, que al igual que muchos otros elefantes que han podido ser rescatados, fueron arrancados de la naturaleza y “entrenados para servir a la humanidad durante décadas”.
A finales de enero, Somboon pudo ser rescatada del lugar donde había sido obligada a trabajar durante toda su vida y llevada a un santuario de elefantes. Al contrario que otros muchos elefantes, que cuando llegan a un lugar desconocido tardan semanas en acostarse, “la abuela Somboon desafió la norma“, explican desde la organización. “Agotada por el viaje y toda una vida de dificultades, rápidamente buscó el montón de arena preparado para ella y durmió profundamente en medio de las bulliciosas actividades a su alrededor”.
Indican sus rescatadores que cuando la anciana elefanta se despertó, no era capaz de volver a ponerse en pie y tuvo que ser ayudada por varias personas. Desde entonces, el paquidermo se está adaptando bien a su nuevo hogar.
Según cuentan desde Save Elephant Foundation, el equipo veterinario la supervisa de cerca “para ayudarla a recuperarse de las dificultades que ha enfrentado durante las últimas ocho décadas”.
Así, Somboon disfruta ahora de su vejez con “paseos nocturnos por el río, el pozo de barro y se deleita con todos los nuevos alimentos naturales que está probando”. Debido a su edad, sus cuidadores le preparan alimentos blandos para que pueda ingerirlos bien, entre ellos las hojas de bambú, que han descubierto que es una de sus comidas favoritas.
“Mientras se debilita, creemos que merece la libertad que le negaron. Queda poco tiempo y nuestro objetivo es brindarle el amor, la felicidad y la libertad que perdió durante ocho décadas”, concluyen sus nuevos cuidadores.//20 Minutos