
El reciente pronunciamiento del Comité Cívico pro Santa Cruz, que instó a la unidad de la oposición para evitar un eventual retorno del Movimiento al Socialismo (MAS) al poder, ha generado una ola de reacciones críticas. Analistas y sectores ciudadanos pusieron en duda la pertinencia de que dicha entidad actúe como articuladora de la oposición, citando experiencias pasadas que, según afirman, dañaron su legitimidad.
El analista político Luis Alberto Ruiz calificó como innecesario el llamado del presidente del Comité, Stello Cochamanidis, quien, sin mencionar nombres, advirtió el pasado sábado sobre un posible regreso del MAS si la oposición no recupera la cordura. “Si el MAS retorna al gobierno, los días serán totalmente oscuros y creo que nadie de nosotros está dispuesto a sobrevivir”, afirmó Cochamanidis durante su intervención.
Ruiz rechazó estas declaraciones, afirmando que el MAS es actualmente un “cadáver decadente” y que figuras emergentes como Andrónico Rodríguez no representan renovación alguna. “Son continuidad de lo obsoleto”, aseguró, subrayando que la ciudadanía ya percibe el desgaste del oficialismo.
Además, cuestionó el uso del discurso del miedo y la intromisión de intereses políticos en espacios cívicos. “La política debe mantenerse fuera del ámbito cívico. Ya hemos visto cómo algunos dirigentes utilizaron el Comité con fines personales, dañando su credibilidad”, sostuvo. Como ejemplo, mencionó a exlíderes cívicos que terminaron vinculados al partido de Manfred Reyes Villa y a otro que hoy está encarcelado “por exceso de valentía”.
En un tono crítico, Ruiz también advirtió sobre la presunta presencia de Walter Chávez, exasesor de Evo Morales, en campañas opositoras. Según él, algunos actores estarían permitiendo su participación como una forma de infiltración que favorece al MAS.
En ese contexto, el analista recomendó que los actuales dirigentes cívicos se abstengan de involucrarse en campañas políticas. “Eso de la unidad opositora, a estas alturas, es un falso debate. El verdadero rol del Comité debe ser exigir políticas públicas, no ser parte del juego político”, concluyó.
La polémica refleja la creciente tensión dentro de los sectores no oficialistas, mientras la ciudadanía observa con escepticismo el papel que desempeñan las organizaciones cívicas en el escenario político nacional.