El sector agrícola de Bolivia enfrenta el desafío de incrementar su productividad y competitividad en medio de la creciente sequía y la amenaza de plagas.
Según Jaime Hernández, gerente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), la solución está en la biotecnología. Durante una entrevista con Erbol, Hernández insistió en la necesidad de que el Gobierno permita la introducción de semillas genéticamente modificadas, como la soya HB4, el trigo HB4, el maíz BT y el algodón BT.
«La biotecnología es una herramienta que permitirá a los productores enfrentar los efectos climáticos y aumentar la producción de alimentos, generando excedentes para la exportación y, al mismo tiempo, garantizando la seguridad alimentaria del país«, explicó Hernández.
Agregó que, en 2023, la soya generó más de 1.800 millones de dólares en exportaciones, siendo el tercer rubro más importante después del gas y los minerales.
REZAGO TECNOLÓGICO RESPECTO A PAÍSES VECINOS
En comparación con los países vecinos como Brasil, Argentina, Paraguay y Chile, que ya usan biotecnología y cultivos transgénicos de manera masiva, Bolivia está rezagada. “Desde 2003 solo hemos aprobado un evento biotecnológico, mientras que nuestros vecinos tienen un rendimiento de tres toneladas por hectárea en soya y seis en maíz, muy por encima de las dos y tres toneladas que produce Bolivia, respectivamente”, indicó Hernández.
El ingreso de Bolivia al bloque del MERCOSUR ha evidenciado aún más esta diferencia, lo que complica la competitividad del país en igualdad de condiciones. Hernández advirtió que, si no se permite el uso de biotecnología, Bolivia seguirá perdiendo soberanía alimentaria, especialmente en cultivos como el trigo, donde Argentina ya produce variedades resistentes a la sequía como el HB4.
SEGURIDAD ALIMENTARIA Y ATRACCIÓN DE DIVISAS
Frente a las preocupaciones por la seguridad de los alimentos transgénicos, Hernández aseguró que «estas tecnologías han pasado por rigurosos estudios internacionales que demuestran que no generan ningún daño a la salud humana o animal». Países como Estados Unidos, Brasil y varios miembros de la Unión Europea ya han aprobado su uso.
En términos económicos, el uso de semillas genéticamente mejoradas podría traer grandes beneficios. Un estudio reciente de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UGRM) señala que el uso de biotecnología en cultivos de soya y maíz podría generar más de 4.500 millones de dólares en exportaciones, igualando en valor a lo que generaba el gas en sus mejores momentos.
NO SE AMPLIARÁ LA FRONTERA AGRÍCOLA
Hernández rechazó enfáticamente cualquier acusación de que la biotecnología aumentará la frontera agrícola en Bolivia. «Estamos estancados en la expansión del área cultivada desde hace más de 10 años. La quema no es una práctica de los productores, ya que destruye nutrientes esenciales«, afirmó. El objetivo es mejorar la productividad en las mismas áreas de cultivo, cuidando los suelos a través de prácticas como la siembra directa y la rotación de cultivos.//ERBOL